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[Original en español]

Hace algunos años, mientras viajaba en otro...

Del número de enero de 1976 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace algunos años, mientras viajaba en otro país, por ir a gran velocidad, el automóvil salió de la carretera precipitándose desde un risco y cayendo a un valle. Un testigo que presenció el accidente me dijo después que unas personas llegaron a donde yo estaba, tomaron mi billetera, y aumentaron las heridas que había sufrido en el accidente. Horas después recobré el conocimiento en un hospital. Me encontraba con dolores muy intensos y tenía huesos fracturados y severas quemaduras.

Cuando mis padres fueron informados acerca del accidente, antes de venir al hospital llamaron a un practicista de la Ciencia Cristiana para que orara por mí. Después fui trasladado a un hospital cerca de mi casa. El médico dijo que la mayoría de las personas que eran llevadas al hospital en las condiciones en que yo me encontraba, no sobrevivían. Sin embargo, cuando se me tomaron radiografías encontraron que los huesos fracturados se hallaban en posición correcta. Esto fue el resultado de la oración en la Ciencia Cristiana. Como en ese tiempo me encontraba sirviendo en el ejército de los Estados Unidos, se decidió solicitar que un Ministro de la Ciencia Cristiana para el personal de las Fuerzas Armadas continuara orando por mí. En menos de una semana pude mover las piernas y sentarme en la cama. Poco después pude caminar nuevamente, y las quemaduras sanaron.

A pesar de sentirme agradecido por esta maravillosa curación, me sentía muy amargado hacia toda la gente de ese país por esta terrible experiencia. Hablaba muy mal de ellos y aconsejaba a la gente a no visitar ese país. Esto continuó por varios años hasta que tuve la oportunidad de ir a trabajar allí. A medida que trabajaba me hice amigos de muchos de ellos, dándome cuenta de lo errónea que había sido mi actitud al culparlos. Había estado quebrando el mandamiento: “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio” (Éxodo 20:16).

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