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Dirección divina

Del número de octubre de 1949 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Todo aquel que comprende que es hijo de Dios, infaliblemente gobernado por su divino Padre, y que progresivamente se revela a sí mismo como linaje de Dios, según lo enseña la Christian Science El nombre dado por Mary Baker Eddy a su descubrimiento (pronunciado Críschan Sáiens) y que, traducido literalmente, es la "Ciencia Cristiana"., recibe la dirección divina. Tal individuo inevitablemente ve desaparecer los proyectos y esperanzas por los cuales el sentido humano voluntarioso trataría de limitarle bajo pretexto de proporcionarle algún bien. Simultánea o finalmente se dará cuenta que está progresando, libre de obstáculos, hacia su destino divino, como idea espiritual e individual, mediante la cual Dios se expresa a Sí mismo. Juntamente con este reconocimiento, gozará de una actividad satisfaciente, útil y premiada, a la vez que digna de su individualidad verdadera.

Esto está de acuerdo con la promesa de la Christian Science, tan elocuentemente expresada por Mary Baker Eddy en Miscellaneous Writings (pág. 19): "Quien ha nombrado el nombre de Cristo y aceptado virtualmente las demandas divinas de la Verdad y el Amor en la Ciencia divina, está apartándose del mal diariamente; y todos los malignos esfuerzos de supuestos demonios no podrán nunca impedir que el curso de su vida fluya continuamente hacia Dios, su divina fuente."

Quizás la razón principal por la cual la humanidad se cree acosada por la incertidumbre, a causa de la falta de dirección, estribe en la resistencia que opone la tal llamada mente humana a "las demandas divinas de la Verdad y el Amor." Y esta resistencia puede ser, a su vez, la exteriorización de la trágica ignorancia humana del hecho de que "las demandas divinas" son precisamente lo que la mente humana más debería estar deseosa de aceptar. Todo el mundo desea salud, amor, alegría y substancia. Todos desean verse liberados del temor para poder usar sus talentos y así gozar de vida en abundancia. Estos y otros efectos similares los recibimos — o más bien, descubrimos que nos pertenecen — cuando aceptamos "las demandas divinas de la Verdad y el Amor."

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